Por: Antonio J. Gómez A.
En la actualidad, la música de consumo popular no se compone sino que se descompone, en el afán mercantilista de las casas disqueras que, sin escrúpulos, lanzan al mercado agrupaciones y cantantes sin fundamentación artístico-musical, buscando el enriquecimiento fácil mediante la venta masiva de discos cuya música y letra riñen con la creación artística y que por ser producto de la mediocridad promueven y propagan mensajes que conducen al individuo al envilecimiento y a la decrepitud espiritual. Esta actitud en la actualidad, desafortunadamente, encuentra en los adultos de uestra comunidad, un excelente caldo de cultivo, pues por no haber tenido la oportunidad de conocer otras formas musicales y poéticas, han desarrollado su gusto estético alrededor de este artículo musical, que va contribuyendo a la degeneración y deshumanización paulatina de la sociedad actual; más si se tiene en cuenta que este producto discográfico incita a experiencias alcohólicas y perversas. El adulto, a su vez, impone al niño la adicción de estos estereotipos musicales, desarrollando así una cadena de malversación y cretinización en los futuros adultos.
Reconocidas, como están, en el ámbito pedagógico y psicoterapéutico, las inconmensurables posibilidades que tiene el títere para proyectarse mediante magia, en el mundo mágico y surrealista del niño y en su sistema cognoscitivo, se hace recomendable recurrir a sus capacidades de diversión y gozo, para explorar, estimular y desarrollar en el niño, no sólo el gusto de la música de los grandes compositores clásicos sino además, sus potencialidades artísticas.