Por: Antonio J. Gómez A.
En condiciones normales, un coito se desarrolla entre dos amantes entre los cuales existe una mutua atracción, un mutuo deseo y una buena dosis de afecto; en condiciones externas que permitan un óptimo desarrollo.
Un buen espectáculo de teatro de títeres requiere para su realización un grupo de buena calidad artística, una puesta en escena que llene algunos requisitos dramatúrgicos, escénicos y técnicos, que permitan el disfrute del niño y a su vez un público infantil ansioso por hallar disfrute en la representación.
Como con el coito, el preámbulo de excitación en el teatro de títeres predispone a ambas partes para un buen desarrollo del acto. El niño está excitado por la expectativa de esta vivencia; ésta expectativa se aviva por la observación del teatrino y el ambiente. Por su parte los titiriteros se excitan por las diversas expectativas que desencadena una nueva representación; éstas son las económicas, las profesionales y los nervios que se generan cuando se enfrenta una vez más al público.
En el espectáculo de títeres se presentan fundamentalmente dos tipos de conflictos: el que desarrollan los personajes en el contexto de la obra, por un lado, y el espectáculo que busca agradar al niño que, a su vez, demanda cada vez más gratificación. Por su parte en el coito se presentan dos tipos de conflicto: el interno, subjetivo, que vive cada amante, entre su instinto que tiende a desbocarse y su racionalidad que lo regula para prolongar el disfrute y por otra parte entre los instintos de los amantes.
Un espectáculo de títeres científicamente elaborado puede provocar en el niño pequeños espasmos orgásmicos cuando éste logra gratificarse con el desarrollo y desenlace de las escenas que hacen crecer su expectativa por el desenlace final. Un buen amante, logra igualmente en su pareja, momentos orgásmicos que le llevarán igualmente al clímax del disfrute en el orgasmo final, o cópula.
A diferencia del coito, en el espectáculo de títeres la cópula es lograda entre tres: el titiritero, la obra y el público, con la solución final. El titiritero por que se ha ratificado en su condición de artista; la obra porque ha demostrado su validez terapéutica, pedagógica, estética; y el niño, porque ha satisfecho su deseo de gratificación.
¿Será que el teatro de títeres tiene que ver con el desarrollo psicosexual del niño? Averígüelo Freud.