Conflictos que afectan a los estudiantes (2/2)


LOS CONFLICTOS QUE AFECTAN EN LA ACTUALIDAD A LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS A LA HORA DE ESCRIBIR Y HABLAR

Por: Antonio J. Gómez A.

Las dos anécdotas anteriores, ejemplifican quizá de una manera exagerada, o bien que los jóvenes universitarios, no toman con responsabilidad una exposición temática o que no están sicológica e intelectualmente preparados para asumir esta responsabilidad.

Si es la primera, la institución educativa debe hacer una mejor y más completa prueba de selección de sus estudiantes. Si es la segunda, El sistema educativo, desde la base, desde el preescolar, debe ser reestructurado.

Es cierto que hay estudiantes que toman ciertas carreras como un escampadero, como un atracadero para conseguir sin tanto esfuerzo un titulo universitario que los habilite para conseguir, por los medios que sea, un puesto de trabajo. Esto conlleva a un desempeño mediocre en su labor estudiantil y por supuesto a un desarrollo más mediocre en su labor docente y ya sabemos que a maestro mediocre, alumno mediocre y la cadena de la mediocridad tendrá eslabones cada vez más grandes y frágiles que propiciarán que el tejido social se continúe rompiendo.

También es cierto que el sistema educativo colombiano adolece de protuberantes fallas en la formación integral del individuo. El currículo de las instituciones educativas es academicista, resultadista.

Los colegios privados, más que instituciones educativas, son negocios boyantes, casi que una forma de enriquecimiento ilícito y esto los lleva, como cualquier empresa capitalista, a aplicar el principio de «minimizar costos para maximizar ganancias». Así, se limitan exclusivamente a lo que establece el currículo académico, a cumplir con las exigencias mínimas del Ministerio de Educación, con profesores pobres en preparación y muy mal pagados, y claro, no le dan cabida a actividades que le permitan al alumno una formación integral y una verdadera preparación para afrontar los retos, las responsabilidades y también las oportunidades intelectuales de la vida universitaria.

La irresponsabilidad de la escogencia, la selección y el desempeño en la universidad, son generalmente, el resultado de una educación irresponsable en la secundaria y más en la base de la primaria y el preescolar.

De igual manera el deficiente e inseguro desempeño de una profesional, una estudiante universitaria es el producto de una formación con falencias en lo personal, lo síquico y lo social. Esto quizá es posible subsanarlo con actividades terapéuticas como las artísticas, con sicoterapias, con actividades lúdicas interactivas, etc.

Cuando se trata de exposiciones escritas, la escena no puede ser peor. Como la lectura no se ha considerado importante en la formación del intelecto, de la mente y de la espiritualidad del hombre y como es ésta la que mueve e incentiva al mismo a escribir, (pues el desarrollo de la escritura se ha quedado en lo mínimo necesario para el diario vivir); la imaginación, la creatividad mental, no se desarrolla.

La imaginación es como una máquina que necesita ser aceitada, forzada y estimulada a la producción. La mejor forma de engrasar nuestra imaginación y nuestra mente es la lectura, y la mejor forma de forzar su producción es plantearnos retos de expresión escrita, mediante cartas, trabajos cortos, narraciones cotidianas, concursos de textos, etc… Esto infortunadamente no se ha hecho, y para empeorar las cosas, el desarrollo de los medios electrónicos no se ha pensado para desarrollar la mente o la espiritualidad humanas, sino para «facilitar» el devenir humano, la comunicación, y ha sido llevado a tal facilismo como el de tomar textos completos de los contenidos virtuales para cumplir con los trabajos que compromete la composición escrita de temas propios del trabajo escolar.

Aquí, en la exposición escrita, opera la misma secuencia que en la expresión oral: lo que no se logró en el preescolar, la primaria y el bachillerato, no se va a lograr en la universidad.

Como conclusión es preciso resaltar que un estudiante con todas estas falencias, va a ser un profesional mal formado, un profesional mediocre; un «analfabeta funcional» o un «profesional de la ignorancia», como los califica el prestigioso intelectual y poeta venezolano Arturo Uslar Pietri.

Pero bien, no todo está perdido, si se llega a la universidad con estas falencias. La universidad debería considerar un semestre pre universitario para adaptar al primíparo a asumir su rol universitario con seguridad, responsabilidad y eficiencia; es más, de reubicarlo si se equivocó en la escogencia de su carrera.


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