Cartilla de literatura infantil (2/3)


Por: Antonio J. Gómez A.

GENEROS LITERARIOS EN LAS OBRAS LITERARIAS INFANTILES

En la literatura infantil como en la general, se establecen parámetros formales o temáticos que dan marco sustancial a los géneros literarios. El género lírico es el que primero se relaciona con el niño a través de la madre (poesía y poema, canciones de cuna y nanas).

En el campo de la literatura infantil también cobra importancia el teatro que tiene como objetivo enseñar desde la ética (conocimiento). Este género, en pedagogía se denomina cresmológico (ético- didáctico). En un texto literario no se da un género aislado, algún elemento tiene prioridad pero no se encuentra en estado puro.

Los géneros de la literatura infantil y juvenil son:

  • NARRATIVO: Cuento popular, tradicional, parábola, mito, leyenda, cuento literario, novela.
  • LÍRICO (Para leer, recitar, declamar o cantar): Poesía de diferentes clases; epigramas, odas, rimas infantiles, canticuentos, trabalenguas, retahilas, etc., y canciones.
  • DRAMÁTICO: Teatro de actores, teatro callejero, teatro de títeres, mimos y pantomimos.
  • DIDÁCTICO O CRESMOLÓGICO: Fábula, apólogo, adivinanzas, dichos, refranes, etc.

EL NIÑO y LA POESÍA

El niño aceptará y gustará la poesía y el poema, si se siente en ese mundo con alegría y con gozo. Hay que acercarle a textos distintos para que descubra sus preferencias e inclinaciones. No hay que imponerle modelos; al niño le gusta el cambio, lo novedoso, lo distinto. La poesía no solo está en el verso, es un algo espiritual unido a la sensibilidad que nos emociona y nos cautiva. La poesía se puede encontrar en el mundo, en cualquier arte y en cualquier género literario. El lenguaje poético funciona desde lo connotativo y no solo desde lo denotativo; en un poema las palabras tienen su doble significado, convirtiendo el texto en ambivalente y polisémico.

En el mundo infantil, hablar de las composiciones líricas que entusiasman a los niños y que despiertan su sensibilidad; como nanas o canciones de cuna, villancicos, coplas, epigramas, himnos, fábulas, odas, entre otros, es de trascendencia.

LA CUENTÍSTICA EN LATINOAMERICA Y EN COLOMBIA

El cuento en América Latina recibió la influencia de los escritores europeos. Su comienzo más conocido se ubica en Argentina con el COMPENDIO DE HISTORIA ARGENTINA AL ALCANCE DE LOS NIÑOS, de Juan María Gutiérrez en 1880, y LEYENDAS DE ARGENTINA, de Ada Elflein publicadas en 1907; obras de clara intención pedagógica.

De otro lado, en el Siglo XIX se ubica José Martí, cubano revolucionario, con su obra VERSOS SENCILLOS, para niños, con quienes organizaba encuentros en los campos y a partir de ahí componía poemas y cuentos. LA EDAD DE ORO, es su obra cumbre para el disfrute de los niños.

En Colombia, Rafael Pombo escribió CUENTOS PINTADOS PARA NIÑOS, en 1867 y CUENTOS MORALES PARA NIÑOS FORMALES, en 1869. En 1893 FABULAS Y CUENTOS y en 1916 FABULAS VERDADERAS. Tuvo gran influencia de la literatura francesa, norteamericana e inglesa, pero a su obra le dio un toque de originalidad en el lenguaje y la aureola de humor que tienen.

En Ecuador y Bolivia sobresalieron en literatura para niños Manuel Calle con LEYENDAS DE TIEMPO HEROICO y Abraham Molina con el libro de poemas HIERBAS SIN FLORES; ambos de fines y principios de los Siglos XIX y XX.

En el Siglo XIX hubo un auge de la literatura infantil en Argentina; a su vez en Uruguay Horacio Quiroga sobresalió con la escritura de CUENTOS DE LA SELVA PARA NIÑOS, que marcó los pasos de la literatura fantástica y de la naturaleza en el continente. Allí mismo José Pedro Bellón publicó el libro PRIMAVERA.

Una de las claves del desarrollo del cuento en Latinoamérica fue Rubén Darío. En 1888 publicó el libro AZUL. De influencia francesa, fue el iniciador del modernismo en el continente. A los 5 años empezó a escribir poesía por lo cual se le conoció en toda América como el niño poeta. Para los niños quedaron de Rubén Darío, páginas modernistas inmortales como LA CABEZA DE RABÍ, CUENTOS PARA CARMENCITA, LA CARIDAD Y LA SONATINA, además de MARGARITA DEBAYLE.


Deja un comentario