Por: Antonio J. Gómez A.
Esta cartilla pretende proporcionarle a los docentes algunas estrategias teóricas y prácticas para el fomento de la lectura literaria desde la primera infancia hasta la edad de los 9 años, etapa en la que nos detendremos para consolidar un programa que fundamente en el niño el hábito de la lectura y que desarrolle su creatividad y su imaginación en la escritura de textos literarios.
OBJETIVOS
- Explorar, evidenciar y desarrollar en el niño de primera infancia su imaginación y fantasía mediante la lectura y la creación literaria.
- Generar hábitos de lectura y escritura en el niño de primera infancia.
- Desarrollar un proceso de terapia de la mentira basado en la lectura y composición de cuentos maravillosos.
Facultad que no se desarrolla, se apaga o distorsiona. La curiosidad es una facultad natural del hombre. El niño todo lo quiere saber y todo lo quiere contar, porque además el hombre es comunicador por naturaleza. El niño, desde su más tierna infancia tiene en lo más profundo de su sistema cognitivo un gran componente fantástico, que se va deteriorando por el afán del adulto de acumular conocimiento real. La mejor forma de penetrar en ese componente fantástico-cognitivo es a través de la fantasía y la mejor forma de enseñar es combinar el conocimiento real con el sustrato fantástico. Si lo que entra por un oído sale por el otro, como reza el adagio popular, lo que se adquiere a través de la fantasía no tiene salida porque las formas fantásticas-artísticas son una vivencia integral que se asimilan por todas las facultades sensoriales y sensitivas del niño.
LA LITERATURA EN PRIMERA INFANCIA
Está claro que la primera infancia, de 0 a 6 años, incluso desde la etapa pre natal, es determinante en la adolescencia, la juventud y adultez del ser humano. Es en esta franja infantil en la cual se consolidan los hábitos, en la que se sientan las bases del conocimiento, en la que se exploran las competencias intelectuales y artísticas, en la que se desarrollan los procesos de introversión y extroversión y por ende su sociabilidad.
Es por esto que la promoción de la literatura en primera infancia es fundamental para generar el hábito de la lectura en el futuro adulto, lo cual, como es de suponer, redundará en el enriquecimiento espiritual e intelectual del educando y del futuro profesional.
Para que el niño aprenda a gozar con la literatura se le debe despertar la sensibilidad hacia ella y esto solo se logra en la primera infancia.
LA IMPORTANCIA DE LA LITERATURA INFANTIL
Desde el punto de vista etimológico, la literatura es todo pensamiento o concepto expresado a través de formas lingüísticas escritas; en concreto es la expresión de la vida por medio del lenguaje.
El lenguaje, en su sentido denotativo sirve para conformar manifestaciones escritas, no literarias. El calificativo de lengua literaria requiere ciertas condiciones: los rasgos estéticos connotativos y los contenidos deben buscar algún tipo de deleite emocional. La poesía, el cuento, la fábula, el mito, las leyendas, el teatro, las tiras cómicas; gustan a los niños y despiertan su capacidad de crítica, reflexión y creatividad; así mismo su imaginación y su fantasía.
Es la literatura infantil un medio eficaz para que el niño cultive la estética en sus dos formas: general y particular. Las manifestaciones artísticas que más apasionan son: la pintura, la música y la literatura. El deleite de una forma literaria despierta en el niño una imagen pictórica y una musical simultáneamente. La sicología sabe que es cuestión de confronte entre un posible mundo expresado en el cuento y el poema y el que está creando el ego del niño a través de su experiencia y su imaginación. La psicolingüística se ha desarrollado en este campo. La enseñanza de la literatura infantil está fundida con la ilustración pictórica y la musicalidad.
La literatura tiene una función muy importante en la formación del mundo infantil. Antes de poder expresarse, de producir algo, el niño es enormemente sensible a todo tipo de influencia y así es sensible a lo bello. Quizá la creación artística primera del niño se centra en las pinturas de sus realidades preferidas, que ya ha internalizado, apropiándoselas. La orientación hacia el gusto y el cultivo de las bellas artes es uno de los pilares de la educación preescolar: lo bueno, lo verdadero y lo bello.
La literatura y la pintura son las primeras bellas artes en acercarse a los niños; pertenecen a ese extenso mundo imaginario e ideal, sobre el cual va a descansar su realidad objetiva y cuya simbiosis va a conformar su auténtico horizonte vital.
La lectura y la literatura en primera infancia son vitales para el desarrollo de hábitos y competencias múltiples, de habilidades e inteligencias múltiples, fundamentales en el desarrollo personal y profesional del futuro adulto.