Por: Tatik Carrión – Antonio J. Gómez A.
El nombre de ILIADA, viene de Ilión, nombre arcaico con el cual se designaba a la ciudad de Troya, escenario en el cual se desarrolla el argumento de esta epopeya. Se considera la primera obra de la literatura occidental. Se establece su configuración en el siglo VIII antes de nuestra Era (ANE) y se adjudica su autoría, así como de la Odisea, al poeta Homero; quien vivió en esa época. Ambos datos han sido y siguen siendo cuestionados, más si se acepta la condición de ciego del citado poeta.
La Iliada, dio origen a otros poemas, fundamentalmente al ciclo troyano: La Etiopía, que narra la muerte de Aquiles a manos de Paris; La pequeña Iliada, que narra la construcción del caballo de madera, el regalo y la destrucción de Troya; y la Iliupersis, que narra el mismo evento desde la visión de los troyanos.
Los habitantes de la Grecia Clásica no conocían sus orígenes y consideraban a la Iliada como parte de su historia; solo hasta la aparición de Herodoto y Hesiodo cambiaron este concepto y se interesaron por averiguarlo. Tan solo hasta mediados del siglo XIX se hicieron los primeros descubrimientos y se pudo desenredar el hilo de la historia del pueblo helénico.
Se sabe que la fusión de numerosas tribus bárbaras constituyeron el primer asentamiento tribal en la península egea y en el Peloponeso. Que los Jonios, como se llamó aquel conjunto humano, invadieron a los Dorios y estos ya fusionados invadieron a los Aqueos, asentados más al oriente de las costas del mediterráneo.
Se sabe que 2.000 años ANE, los griegos rendían culto a los penates (almas de sus muertos), que posteriormente extendieron el culto a figuras zoomorfas, como el lobo, la serpiente, la lechuza, etc., a figuras totémicas como el sol y que estas figuras y ritos estaban muy enraizadas en las prácticas agrícolas.
Se sabe que durante este primer milenio de historia no existían clases sociales, pero también se sabe que a partir del siglo IX se implantó una aristocracia militar que dio origen a la división social de clases.
La sociología a demostrado cómo, casi siempre, las cosas del cielo se acomodan a imagen y semejanza de la disposición social en la tierra y cómo la clase social que detenta el poder genera una superestructura ideológica que justifica la razón de ser de la desigualdad social.
Así se generó el universo olímpico y proliferaron una serie de mitos y leyendas que constituyeron el nuevo universo celestial que determinó el florecimiento del panorama cultural y artístico de la Grecia clásica que se ha constituido en la base de la cultura occidental.
Esta nueva sociedad griega, cuna del mundo occidental, era una democracia esclavista y aún más, los esclavistas, usufructuadores de la democracia, estaban divididos entre pobres y ricos.
En este contexto surgieron La Iliada y La Odisea, un universo literario poblado de personajes y mitos, supuestamente dignos de imitar, pero en el cual se presenta un mundo lleno se intrigas, odios y amores junto a narraciones y actitudes fantásticas pero que es una apología finalmente de la muerte y destrucción.
Este poema épico está constituido por veinticuatro cantos o rapsodias en el formato de hexámetros dactílicos para un total de quince mil seiscientos noventa y tres versos que curiosamente tan sólo narran lo sucedido en los íntimos cincuenta y un días de una expedición que duró diez años y en la cual se comprometieron miles de naves y cerca de diez mil guerreros, tan sólo por castigar la osadía de Paris, hermano de Héctor e hijo de Príamo, de haberse robado a Helena, esposa del rey griego Menelao hermano a su vez de Agamenón, comandante en jefe del ejercito griego y quien comandó esta gigantesca y epopeyica expedición que costó, no solo la destrucción de Troya y la masacre de cerca de veinte mil guerreros, sino el sacrificio de Ifigenia, hija de Agamenón, quien fue reclamada como víctima para permitir la continuidad de las tropas griegas a Troya en las costas del Asia menor.